La Latina es un distrito céntrico donde conviven gentes que llevan toda su vida habitando esta zona junto a una nueva clase de jóvenes bohemios que dan al barrio un aire renovado y moderno.
Sin duda es el destino favorito por los madrileños y residentes en la capital de España para salir de cañas, algo tan típico de los españoles como dormir la siesta o hablar con un tono elevado de voz.
Al sur de la plaza Mayor, hasta la Puerta de Toledo, se erige este distrito, donde destaca la mayor tasa de restaurantes Madrid por metro cuadrado: La Latina.
Los fines de semana sus calles se convierten en un hervidero de personas, dispuestas a, caña en mano y pincho en la otra, pasar el día disfrutando de uno de los mayores placeres que el ser humano puede tener: comer y beber.
La calle Cava Baja dispone de algunos de los lugares más reconocidos, como la Taberna Txacolí, con una amplia oferta de variados pinchos de inspiración vasca, como la sepia, las anchoas o los pimientos con jamón. Junto a este local se encuentra el Lamiak, con precios más bajos y un ambiente más juvenil, destaca el pincho de ensaladilla rusa.
Pero los restaurantes de mesa y cubiertos también tienen cabida en esta calle, los hay de todos los tipos: de comida típica madrileña, con callos y cocido, los de nueva cocina fusión, con platos que entran por la vista, y los grandes asadores donde deleitarse con el sabor de la mejor carne a la brasa: Chuletón de Ávila, Cordero de Burgos y Solomillo.
Los alrededores de la Cava Baja también están repletos de bares y restaurantes: Justo en la plaza de La Latina se encuentra el bar Same, de gran solera y que dispone de suculentos manjares fritos. Bajando hacia la Puerta de Toledo, se ubica el Extremeño, un lugar que se ha popularizado mucho en los últimos tiempos gracias a las tostas de pan de chapata con todo tipo de ingredientes: jamón ibérico, pulpo, gambas, gulas, salmón, tortilla de patata, boquerones, filete empanado…
Lo mejor para descubrir el encanto de esta zona de Madrid es hacerlo en fin de semana, y si es domingo mucho mejor, ya que la fiesta se traslada a la calle con el popular rastro donde se puede encontrar de todo, desde una pila de botón a un casco de la segunda guerra mundial.