Hay que reconocer que, a pesar de ser un gran seguidor del escritor Ernest Hemingway, se me hace en ocasiones difícil seguirle los pasos. Además de ser un artista prolífico, fue un viajero incansable. Muchos de los grandes recuerdos de sus viajes los plasmó en sus libros.
A Madrid llegó precisamente en 1923. Desde entonces su presencia en la capital de España fue constante, algo que pueden atestiguar muchos bares, restaurantes y todo tipo de locales del centro de esta ciudad. ¿No habéis visto nunca en alguno de ellos una foto o una placa en la que ponga «Hemingway comió aquí»?. Yo sí, hay muchos de ellos repartidos por todo Madrid.
Si tenéis reservados vuestros hoteles Madrid podemos dar una pequeña vuelta por aquellos lugares señalados como rincones de paso del genial escritor. Porque a Hemingway se le veía siempre tomando una copa en los soportales de la Plaza Mayor, o disfrutando las viejas tabernas del Madrid de los Austrias.
Hay testimonios en sus escritos que confirman su presencia en la Cervecería Alemana de la Plaza de Santa Ana. Como buen amante de la cerveza, el escritor diría que allí había probado la mejor en toda España. Seguro que allí se reuniría con lo más granado de la bohemia madrileña, especialmente con los grandes toreros de la época, afición que todos sabemos que profesaba el escritor.
Para comer en Madrid, Hemingway solía frecuentar asiduamente Casa Botín, un restaurante muy conocido en la capital, situado en la calle Cuchilleros, junto a la puerta sur de la Plaza Mayor. Especializado en el cochinillo asado, y fundado en 1725, ¿sabíais que Casa Botín es el restaurante más antiguo del mundo?. Dicen que incluso en él trabajó de joven el pintor Francisco de Goya. Está claro que Hemingway sabía muy bien a qué lugar iba a comer a la capital de España.
Después de cenar, posiblemente Hemingway marchara hasta el Bar Chicote, en la Gran Vía, hoy convertido en el célebre Museo Chicote. En su momento era uno de los locales más exclusivos de la ciudad. Hoy sigue siendo punto de encuentro de grandes celebrities del cine, aunque ha sabido mantener el tipo y conservar lo mejor de su pasado y su historia.
Pero claro, no me extrañaría nada pensar que Hemingway no visitara lugares como el Museo del Prado, la Plaza de las Ventas (de todos es sabida la admiración que sentía el escritor por el toreo), o verlo recorrer algunos puntos de la geografía madrileña, como Aranjuez, de la que se confesaba profundo seguidor, o la Sierra de Guadarrama, escenario en el que el autor colocó el argumento de Por Quién Doblan las Campanas.
Foto Vía 11870