Los romanos la llamaron Arx-Arcis («fortaleza alta») por su estratégica y privilegiada situación para la defensa. Y aunque los musulmanes fueron expulsados en el año 1264 por Alfonso X, fueron ellos los que más huella dejaron en esta auténtica joya de los pueblos blancos llamada Arcos de la Frontera.
Esta histórica ciudad se halla a sólo 30 km de Jerez de la Frontera en la Comunidad Autónoma de Andalucía y, según las opiniones de hoteles de los que lo han visitado, Arcos de la Frontera cuenta con una variedad de buenos alojamientos para todo tipo de bolsillos.
La historia relata que esta ciudad llegó a convertirse en el siglo XI, en un pequeño reino de Taifa bajo el dominio de Ben Jazrum, rey de origen beréber. En este período el recinto de la villa se amuralló y aunque no hay certeza de que se colmataran con edificaciones todos sus terrenos, se ha mantenido la compleja trama de manzanas, de esta época provienen el trazado de sus calles, el alcázar militar, la muralla, los molinos, entre otros espacios.
Durante los últimos años también ha ganado por el aumento en el turismo. En 1962 la ciudad fue declarado de importancia nacional especial. Al llegar, hacer su camino a la plaza principal, donde, a pesar de los problemas de tráfico, se encuentra un montón de bares para sentarse y relajarse. Hay tiendas de sobra para mantenerlo ocupado
Y entre sus atracciones destacan el Palacio del Conde del Águila, de estilo gótico mudéjar, construido entre los siglos XV y XVI, ubicado en la Cuesta de Belén, al igual que el Castillo de Arcos, construcción de carácter militar que se encuentra ubicado en el punto más alto de la población.
También se puede visitar la Iglesia Parroquial de Santa María de la Asunción, templo de origen mudéjar de los siglos XIV o XVI y la Iglesia de San Pedro que data del siglo 14 y está construida sobre los restos de una fortaleza árabe.