La costumbre de tomar el té en Gran Bretaña es algo que, en numerosas familias, (incluida la casa real) se tiene como una tradición antiquísima. Ay de aquel que, en algún momento de su vida, pueda saltarse la norma ancestral, como dirían algunos.
En Edimburgo eso de sentarse frente a una taza de té y un trozo de pastel es también una costumbre que se lleva mucho. Lo antiguo se mezcla con lo relajado, especialmente en las tediosas y oscuras tardes de invierno escocés. Nada mejor que contemplar a través de los surcos del humo de una taza de té la película de lluvia y niebla que ofrecen todas las ventanas de Edimburgo.
Hay algunas salas de té en la capital escocesa que se han convertido en verdaderas tertulias costumbristas. Si tenéis pensado pasar unos días o unas vacaciones Edimburgo, os puedo recomendar algunas de estas salas en las que saborear el calor y el aroma más clásico de la ciudad.
En Frederik Street tenemos Eteaket, una preciosa sala de té decorada de forma exquisita y que cuenta con una amplia selección de tés de todo el mundo. Loopy Lorna’s es otra sala (esta en Morningside Road) en donde el té se acompaña con un excelente pastel de China; mientras que Clarinda’s Tea Room (en Canongate) es posiblemente la mejor sala de té de toda la Royal Mile.
¿Más ejemplos? La casi impronunciable, por juguetona en palabras, Tea Tree Tea, en Bread Street, que cuenta con una amplísima variedad de bocadillos y bizcochos; Anteaques, en Clerk Street, de mis favoritas por su decoración antigua, victoriana, con antigüedades, muebles de plata y objetos curiosos, y además por el hecho de servir muy buena cerveza.
Las dos últimas opciones que os dejo son Ephemeris, en Marchmont Crescent, donde el té se acompaña con las mejores tartas de Escocia y una música relajante de fondo; y el clásico The Elephant House que, como dice su dueño (gran amigo) cuenta con el mismo número de tés que de especies de elefantes hay en el mundo, unos 600.
Ya veréis cómo la tarde en Edimburgo invita a entrar en alguna de estas salas de té a degustar el sabor inconfundible de esta pieza tan británica. A decir verdad, no es por el hecho de beber té en sí mismo, sino por la tradición tan antigua de ver las mejores películas de niebla y lluvia a través de la ventana.
Foto Vía Travel Supermarket