La preciosa y pintoresca ciudad de Cork es la segunda más grande de Irlanda. La encontramos en la costa sur de la isla esmeralda, a 250 kilómetros de Dublín. Fundada en el siglo VI, hoy se nos aparece como una coqueta dama de colores a orillas del río Lee.
Además de ser uno de los principales puertos turísticos del país (no en vano, como segundo puerto natural más grande del mundo, muchos de los viajes con Costa Cruceros por el norte de Europa tienen escala aquí), Cork y su entorno cuentan con una historia interesante, fraguada a lo largo de los siglos. Tanto es así que se le ha dado en llamar en Irlanda como el Condado Rebelde.
Sin embargo sus lugareños no han heredado de antaño el carácter irascible que se le suponía. Al contrario, la amabilidad y la hospitalidad típica de los irlandeses es, curiosamente, uno de los grandes atractivos de esta ciudad. Sí que la historia nos ha legado algunos restos de las viejas murallas que rodeaban Cork, dando a entender el aspecto de ciudad-fortaleza que presentaba en la Edad Media.
Un paseo por ella nos debe llevar, entre otros monumentos, a ver la Red Abbey, que debe su nombre a la piedra arenisca de color rojo utilizada para su construcción. Asimismo no debemos olvidar las dos catedrales con las que cuenta Cork. Una, la Catedral de Santa María, de índole católica y construida en 1808, y la otra la Catedral de Saint Finbarr, de carácter protestante, y que se concluyó en 1879.
El centro histórico de Cork es una amalgama de calles, plazas y edificios de estilo georgiano. Esto viene derivado de la reconstrucción que tuvo que sufrir la ciudad tras el terrible incendio que la asoló en 1920 con motivo de la Guerra de la Independencia irlandesa. De entre estos edificios habría que destacar el Ayuntamiento, que mezcla también argumentos del neoclásico.
Sin embargo el enclave más fotografiado de la ciudad tal vez sea la Shannon Church Tower, que alberga las famosas campanas de Shannon. Está situada al norte de Cork, en una pequeña colina, desde la que domina toda la ciudad. Símbolo de Cork, es el mejor lugar para terminar nuestra visita, contemplando una maravillosa vista de las pintorescas casas de colores que bajan hasta la bahía.
Foto Vía Yahoo Travel