Durante los seis meses que estuve trabajando en París tuve la oportunidad de patearme por completo la ciudad. Creo que no me faltó por visitar ninguno de sus monumentos, ninguno de sus museos. La capital francesa es un compendio de arte, historia y cultura que, todo buen turista que se precie, debería conocer alguna vez en su vida.
Sin embargo, otro buen recuerdo que guardo de mi estancia en París fue el día que un amigo me llevó a visitar la ciudad de Reims. Situada a 150 kilómetros al este de la capital (hora y media en tren) es un enclave que, dada la cercanía con París, cae un poco a la sombra de los destinos turísticos en Francia. Sin embargo, para un fin de semana, los viajes Puente de San José o una excursión de un día no está nada, nada mal.
Situada en la región de la Champagne (sí, la de los vinos espumosos) , fue una de las ciudades más castigadas con los bombardeos de la Primera Guerra Mundial. A pesar de todo tiene varios monumentos que son dignos de destacar, edificios que precisamente sobrevivieron a estos ataques.
De Reims es famosa su preciosa Catedral de Notre Dame, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1991. Construida en el siglo XIII, ha albergado las coronaciones de diferentes monarcas franceses hasta principios del XIX. Como curiosidad decir que es la catedral europea que cuenta con mayor número de estatuas, más de dos mil. El interior es sencillamente impresionante.
Otro edificio Patrimonio de la Humanidad en Reims es la Basílica de Saint Remi, construida ya desde el siglo VI, aunque su aspecto actual es el resultado de sucesivas reformas. Guarda las reliquias de San Remigio desde mediados del siglo VI. Fue muy castigada durante los bombardeos de la Primera Guerra Mundial, por lo que tuvo que ser intensamente restaurada.
El otro edificio que no debemos perdernos en Reims, también Patrimonio de la Humanidad desde 1991, es el Palacio de Tau. Su aspecto actual data del siglo XVIII, aunque la parte más antigua, la capilla, es del XIII. Su nombre deriva de su forma en T (tau en griego). En este palacio era donde residían los reyes de Francia justo después de su coronación en la Catedral de Reims.
No pensaba yo que Reims tuviera esta historia tan interesante dentro de Francia pero, cuando te das un pequeño paseo por la ciudad, te das cuenta que hasta aquí no solo se viene para tomar una copa de champán o visitar las bodegas de los alrededores. Historia y arquitectura van cogidas de la mano en Reims.
Foto Vía Dipity