¿Cuántos de vosotros no evocáis Roma al amparo de la silueta del Coliseo? El originalmente conocido como Anfiteatro Flavio es sin duda alguna una de las visitas imprescindibles que debéis hacer en la ciudad eterna. Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1980, fue construido en el siglo I y poseía una capacidad para 50.000 espectadores.
No os vamos hoy a hablar precisamente de los aspectos históricos del Coliseo, sino que nuestra intención es recomendaros contratar la visita guiada que podéis hacer a este monumento. Fueron unos amigos los que en sus viajes Roma me aconsejaron hacerla, y por 4 euros más con respecto al precio de la entrada, la verdad que merece mucho la pena.
La visita guiada se puede realizar en español (si tenéis suerte de uniros a algún grupo de españoles que se haya apuntado a la visita… no es nada complicado) Las visitas guiadas en español se realizan todos los días a las 10.30, 11.30, 12.45, 14.45, 16.00 y 17.00 horas, con una duración aproximada de 45 minutos. Para reservar una hora podéis ir a la taquilla, comprar la entrada al Coliseo y solicitar que os incluyan en una de las visitas guiadas, a la hora que mejor os convenga.
¿Qué beneficios tiene la visita guiada al Coliseo? Lo primero de todo, evitar las largas colas que se forman a la entrada del monumento. Como anécdota contaros que cuando yo hice la visita guiada accedimos sin problemas. Tras la visita, y después de casi una hora, al salir del Coliseo aún había gente esperando que ya habíamos visto antes de entrar a nuestra propia visita.
Por otro lado, lo de siempre que imaginas de una visita guiada: la experiencia que te llevas con las explicaciones de los guías no es la misma que si vas por tu propia cuenta. Os hablan de su historia, sus detalles, anécdotas, curiosidades, os llevarán por pasajes curiosos, os dirán dónde se sitúan las mejores vistas… En resumen, que te hacen sentir que estáis a punto de asistir a algún espectáculo en plena Roma de los emperadores.
Además, tras la visita guiada propiamente dicha aún tenemos un tiempo para recorrer por nuestra cuenta el interior del Coliseo, o asomarnos a algunos de sus miradores para contemplar el Foro Romano o la montaña del Palatino.
Foto Vía Pastrin