El barrio viejo de Lisboa, la Alfama, el encanto tradicional de lo antiguo, lo tradicional, lo medieval. Es de esos rincones en los que el tiempo juguetea en cada esquina, sin caer en el error de traspasar sus fronteras. Aquí se quedó detenido para siempre, y su intención, a corto y largo plazo, es quedarse por el resto de los siglos.
Fueron los judíos y los musulmanes los primeros que llegaron al barrio. Más tarde aparecieron los pescadores de Lisboa, lo que lo convirtió en un barrio mucho más popular de lo que era. Eso es algo que, si reserváis vuestros hoteles en Lisboa y venís por esta ciudad, apreciaréis fácilmente al pasear por sus callejuelas.
La historia ha sido benévola con la Alfama, ya que fue una de las pocas zonas de la ciudad que no fue destruida por el terrible terremoto de 1755. Por ello hoy podemos disfrutar de muchos rincones anteriores a esa fecha, cosa que en buena parte de la capital portuguesa es imposible de hacer.
Porque en realidad ese es el encanto de la Alfama: saborear los colores y olores de la Lisboa antigua, perderse en sus callejones a la caída de la tarde y escuchar cómo, tras la oscuridad de las ventanas, suena el rasgueo lastimero de un fado, subir las empinadas escaleras de la colina en la que se asienta y tocar con nuestras propias manos el paso de los siglos.
Sus calles son el mejor recuerdo de la Lisboa musulmana. La estrechez marca una de las premisas del Corán: darle poco valor a la fachada de las casas frente al gusto por el interior. Resulta curioso que, durante bastantes años, anidara en la ciudad la idea de derruir este barrio. Su aspecto no gustaba entre la élite lisboeta. Hoy es centro de lo popular y lo antiguo, lo pintoresco y encantador.
De los monumentos que debemos visitar aquí estarían el Castillo de San Jorge, desde cuyo mirador se observa todo el barrio, la Catedral de Lisboa, el Convento de Gracia, el Monasterio de San Vicente de Fora y la Iglesia de Santa Engracia, Panteón Nacional de grandes personalidades portuguesas.
Alfama, cuyo nombre proviene del árabe Al Hamma, que significa fuente o baño, es uno de los mejores rincones de la ciudad para escuchar fado. Gran cantidad de bares y restaurantes ofrecen conciertos y espectáculos, en los que llegan a participar incluso los propios clientes. Será uno de los mejores recuerdos que os llevaréis de esta ciudad.
Foto Vía Planetware