Nada más verlo quise descubrir un poco de su historia. El Chiado, uno de los barrios más tradicionales de Lisboa, uno de esos lugares nostálgicos y bohemios que te enamoran a primera vista, con su particular encanto y sus sonrientes calles empedradas. Cuentan que se le ha llamado así desde siempre, aunque su historia se pierde en el devenir de los siglos.
Reservé mis vuelos baratos a Lisboa con el único fin de encontrarme cara a cara con el pasado del Chiado. Nombre que dicen que viene de la palabra «chiar», por el chisporroteo que hacían los coches de caballos recorriendo estas callejuelas, o por aquel romántico poeta lisboeta, Antonio Ribeiro, también conocido como el Chiado, que tiene una estatua en el Largo de Chiado.
No creo que haya mejor lugar para enamorarse y enamorar como el Chiado. Allí en el Largo Chiado veréis primeramente la Iglesia de Nossa Senhora da Encarnaçao o la Iglesia de Loreto, dos bellas perlas barrocas de los siglos XV y XVI, de interiores mágicos y encantadores y una doble escalera en la entrada, la de Loreto, que ya subirla es para una fotografía tal vez indiscreta.
Paseemos por el Largo Chiado, bordeando la Rúa Serpa Pinto y la Rúa Garrett, allí donde nos cruzamos con la Iglesia de los Mártires, con sus puertas y faroles. Construida en el siglo XVIII sobre la antigua que fue destruida por el terremoto de 1755, muestra en la puerta una bella talla del primer rey de Portugal, Afonso Henriques, arrodillado ante la Virgen para agradecerle la conquista de Lisboa.
Chiado de callejuelas, iglesias y piedra, Chiado de historia, de nostalgia y el sonido de un fado lejano que se clava en la piel con esa aguda sutileza del llanto. A punto estuvo de írsenos para siempre este barrio, con el terrible incendio de 1988. Muchos edificios del siglo XVIII se perdieron en aquella ocasión.
Terrible historia la de este Chiado que vaga por las calles de Lisboa como un triste bohemio gris. La gente de Lisboa pasea por aquí con aire galante, risueño, casi artístico. Es el Chiado, nombre de poeta o de chisporroteo de carros sobre el empedrado, pero al fin y al cabo señor con sombrero de copa y bastón de mano de una Lisboa que duerme y se despierta en el Chiado.
Foto Vía Nfcastro