Siempre se suele leer eso de que Roma es una ciudad que, por la gran cantidad de iglesias que tiene, está especialmente indicada para los turistas creyentes. Es algo con lo que no he estado yo nunca muy de acuerdo, porque no hace falta ser creyente para que te gusten o te maravillen las iglesias, ¿no?
Sí es cierto que en Roma hay muchas de ellas, algunas francamente impresionantes. Por ejemplo, la Basílica de San Juan de Letrán, que tiene su origen en el siglo IV en honor a San Juan Bautista y al apóstol Juan. Tanto es así que, además de estar considerada la Catedral de Roma, es la más importante de las cuatro basílicas mayores de la ciudad.
Por tanto, si tenéis pensado reservar vuestros hoteles en Roma, de las iglesias imprescindibles de la ciudad esta es una de ellas. Relata la historia que este de San Juan de Letrán fue el primer templo religioso que se construyó en Roma. Está claro que viendo su aspecto actual podemos decir que ha sufrido numerosas reconstrucciones a lo largo de la historia, aunque conserva algunos elementos bastante antiguos, como el baptisterio y un claustro del siglo XIII.
Si nos situamos frente a ella lo primero que nos llama la atención es el pórtico de la fachada principal. Construido en el siglo XVIII, cada Jueves Santo el Papa nos desde allí su bendición. De aspecto barroco, fijaros en las grandes estatuas de Cristo y los santos que se hallan en la parte superior, todas ellas esculpidas también en el siglo XVIII. Hablando de Jueves Santo, es en el interior de esta basílica donde el Papa celebra los Oficios de ese día.
El interior de la basílica es sencillamente grandioso. Los techos y el suelo están bellísimanente decorados con mosaicos, y todo el conjunto aparece enmarcado con columnas impresionantes. A destacar las cabezas de San Pedro y San Pablo cubiertas de plata que podemos ver en el altar, las capillas laterales, las estatuas de cada apóstol, el mosaico del ábside o el altar papal, situado frente a la puerta lateral de la iglesia.
Además de todos estos detalles hay que reseñar la importancia histórica de esta basílica, ya que hasta 1870 en ella fueron investidos todos los Papas. Un lugar solemne, de gran belleza que no debéis pasar por alto en vuestra visita a la Ciudad Eterna.
Foto Vía No Solo Viajeros