Apenas estuve unas semanas en París en viaje de trabajo. Por aquel entonces me había dado bastante fuerte el tema de hacer deporte por las mañanas. Levantarte bien temprano, calzarte las zapatillas, el chándal, el mp3 y salir a correr un poco. No recuerdo nada más saludable que empezar el día de esta manera.
Cerca del hotel en el que me hospedaba se encontraba el Bosque de Vincennes, un lugar perfecto precisamente para los amantes del footing. Gracias a estas carreritas mañaneras tuve la suerte de disfrutar de este magnífico espacio verde, el más grande de París. Está situado al este de la ciudad, en el Distrito XII, bastante alejado del centro pero al que podéis llegar perfectamente en metro. Un lugar tranquilo y que cuenta con una buena selección de hoteles en París a su alrededor.
Como muchos otros grandes parques, este de Vincennes comenzó siendo un pabellón de caza de los reyes franceses. Hasta aquí venían para disfrutar del aire puro y la tranquilidad que no lograban encontrar en la capital parisina. A excepción de la época de la Revolución Francesa, en la que el bosque se convierte en escenario de maniobras militares, a lo largo de su historia ha sido un espacio de ocio y de recreo.
Fijaros hasta qué punto es un magnífico lugar para los amantes al deporte, que en él se llevaron a cabo numerosas pruebas de los Juegos Olímpicos celebrados en París en 1900. Aunque son sus parajes y sus edificios los que le dan vida y color a este bosque. De entre estos últimos hay que destacar especialmente el Castillo de Vincennes, construido entre los siglos XIV y XVII, y que está considerado el castillo europeo más grande durante la Edad Media.
Su aspecto actual es realmente imponente, aunque apenas tiene que ver con la estructura original, mucho más grande. Rodeado por un profundo foso, la mole de la torre del homenaje se levanta a la vista de todos.
Además de este castillo os recomiendo un paseo por todo el bosque (tiene casi mil hectáreas de extensión) para disfrutar de su naturaleza, su Lago Daumesnil y el templo budista situado en sus orillas, el jardín tropical creado en 1907, el jardín de flores, el parque zoológico de Vincennes y el Velódromo de Jacques Anquetil.
Tal vez a muchos os coja bastante alejado si estáis en París. Yo tuve la suerte de tenerlo a solo dos paradas de metro. Merece la pena visitarlo por su frescura y por algunos de sus monumentos.
Foto Vía Running Maps