Si nos preguntaran por algunos de los símbolos que definen a un país como Holanda a buen seguro que entre ellos estarían los molinos. El movimiento de sus aspas es un signo de identidad holandés desde hace varios siglos. Tanto es así que el más antiguo data del siglo VIII, aunque los más famosos se construyeron entre los siglos XVII y XVIII. Muy pintorescos son los molinos de Kinderdijk, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Pero el que posiblemente sea el molino más representativo de Holanda se halla a las afueras de Amsterdam. Se trata del Molino Van Sloten, situado junto al Canal Circular Ringvaart. Construido a mediados del siglo XIX (es uno de los ocho que podemos ver en la capital holandesa) es el único de la ciudad que está abierto al público. Realmente os recomiendo la visita al interior, porque no solo conoceréis el funcionamiento de estos molinos sino mucho más.
Además la visita es guiada, a cargo del molinero, y nos mostrará con todo lujo de detalles su funcionamiento. Hay incluso una rueda que es la que permite girar las aspas del molino para colocarlas en la dirección que marca el viento, y una representación audiovisual sobre la vida del pintor holandés Rembrandt. Si estáis buscando ofertas de hoteles en Amsterdam, el Van Sloten debe ser una de las visitas que debéis incluir en vuestra lista de imprescindibles.
Muchos dicen que este es el último molino tradicional que existe en Amsterdam, sobre todo porque aún conserva las mismas herramientas de trabajo que antaño. Por eso visitarlo es trasladarnos un siglo y medio atrás en el tiempo. Lo curioso del caso es que a su alrededor crecen algunos de los edificios más contemporáneos de la ciudad. El contraste es cuanto menos bastante llamativo.
– Cómo llegar al Molino Van Sloten
Al estar situado a las afueras del centro histórico lo mejor es coger el transporte público. La última parada del tranvía número 2 os deja bastante cerca. En ella ya tenéis una indicación para ir al molino.