Una de las primeras paradas de la línea de tren que une Dublín con Belfast es Malahide, a solo 20 kilómetros al norte de la ciudad dublinesa. Un enclave que en los últimos años se ha convertido más bien en uno de los pueblos suburbanos más ricos de Dublín. Pero desde siempre también ha sido una de las principales excursiones para disfrutar del pasado legendario de Irlanda.
Si estáis buscando ofertas de hoteles en Dublín para visitar la ciudad a buen seguro que os van a proponer la visita al famoso Castillo de Malahide, uno de los más antiguos e históricos de Irlanda. Es el principal atractivo de este pueblo marítimo y residencia oficial de la familia Talbot desde 1185 hasta 1975 (Richard Talbot fue uno de los caballeros más fieles y leales de Enrique II, rey de Inglaterra)
Además de la visita imprescindible a este castillo, del que dicen que está encantado y del que corren numerosas leyendas de espíritus y fantasmas que lo habitan, Malahide es un magnífico lugar para pasar un día agradable de verano. Las casas pintorescas que se alinean a lo largo de su costa reflejan el ambiente casi de jet set que se vive aquí. Una ciudad variopinta, donde turistas y lugareños disfrutan por igual de sus bares, pubs y restaurantes.
Este ambiente hace que Malahide sea considerada una de las ciudades balneario más interesantes de Irlanda. Al no ser demasiado grande y su cercanía al mar la convierten en un destino tranquilo y placentero. Todo lo que veremos a nuestro alrededor invitará a la paz y el relax. La mayoría de los turistas vienen hasta aquí con el propósito exclusivo de visitar el castillo, pero para los dublineses es un rincón especial para pasar los fines de semana o los domingos.
Si queréis escapar un poco de la rutina de Dublín tomad un coche o el tren y visitar Malahide. Os espera un paisaje natural de enorme belleza y uno de los castillos más representativos y fotografiados en Irlanda.
Foto Vía Patrick Comerford