Las terrazas y los cafés que adornan la Rive Droite y la Rive Gauche del Sena empiezan a convertirse con la llegada del buen tiempo en la cara más agradable de París. El murmullo que se yergue en los alrededores de una taza da café caliente es síntoma emblemático de toda una institución en la vida común de esta ciudad.
París bien cuenta con algunos cafés que por alguna u otra razón han pasado a la historia más pintoresca de la capital francesa. Uno de los más conocidos y turísticos es tal vez el Café de Flore, situado en el número 172 del Boulevard Saint Germain. Por él han pasado figuras tan destacadas como Guillaume Apollinaire, Louis Aragon, André Breton, Picasso, Sartre, Hemingway o Truman Capote. Para muchos de estos artistas e intelectuales el Café de Flore era punto de encuentro y lugar favorito de tertulias y reuniones literarias.
Si tenéis reservados vuestros vuelos a París online es un buen lugar para descansar y tomar algo. Fue fundado en 1887 durante la época de la Tercera República. Su nombre tiene que ver con una pequeña estatua de la diosa Flora, hoy desaparecida ya, y que estaba situada encima de la entrada principal. Desde 1939 se convirtió en centro de reunión de los principales intelectuales de la ciudad, un lugar que curiosamente no frecuentaban los nazis durante la ocupación alemana, lo que se tradujo en un pequeño sinónimo de libertad.
Tal vez hoy en día haya perdido un poco de aquel encanto particular. El interior suele estar siempre lleno, y nada nos lleva a pensar en aquel aire nostálgico que debería tener después de haber sido lo que fue. Debemos ser nosotros quienes nos dejemos llevar por la imaginación para recordar sus momentos de mayor esplendor. La terraza, en cambio, sí es mucho más atractiva. El barrio que rodea el café es uno de los más bonitos y pintorescos de París.
Al ser un lugar bastante turístico el precio de los cafés, las bebidas y los pasteles suelen ser algo caros (aunque en París ya sabéis que las bebidas son bastante caras). Aunque merece la pena, si hay sitio, de sentarse en su terraza y, mientras tomamos un café, leer y conocer la historia de este café señorial. Vosotros mismo podéis poner el encanto.
Foto Vía Viajes Gastronomía