¿Qué tienen en común, además de estar en Roma, las iglesias de San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor? Todas ellas forman parte de lo que se conoce como las basílicas mayores, un término que se destina a los templos católicos de más alto rango en el mundo. La más antigua de ellas es San Juan de Letrán, aunque la más grande dedicada a la Virgen María es nuestra protagonista de hoy.
Precisamente a esto último se debe su nombre de Basílica de Santa María la Mayor. La encontramos en la plaza del mismo nombre y es una de las visitas imprescindibles que debéis hacer si estáis mirando vuestra oferta de vuelos a Roma. Fue construida a mediados del siglo IV por orden del Papa Liberio, de ahí que otro nombre que se use para llamarla sea la Basílica Liberiana.
Cuenta la leyenda que fue la Virgen la que se le apareció a este Papa para indicarle cómo debía ser el diseño de la iglesia. Lo hizo de una manera muy curiosa: dejando caer una copiosa nevada sobre la colina del Esquilino en pleno mes de agosto. El Papa Liberio trazó en la nieve el perímetro de la basílica y, tras el prodigio de la nevada, consagró aquella iglesia a la Virgen de las Nieves. Un templo que precisamente es el único de las cuatro basílicas mayores de Roma que conserva intacta su planta paleocristiana.
Como primer templo cristiano dedicado a la Virgen, su interior es sencillamente deslumbrante. Fue bastante reformado durante el siglo XVIII, aunque conserva el campanario, algunos mosaicos y el suelo de mármol de la época medieval. Precisamente los mosaicos datan del siglo V, una auténtica reliquia. La decoración del techo es del renacimiento, mientras que las cúpulas y las diferentes capillas son del barroco.
Lo que quiere decir que estamos antes una iglesia que guarda una profusa mezcla de estilos a cual más sorprendente. Mosaicos paleocristianos, paneles romanos bajo las ventanas de la nave central, un mosaico en el ábside del siglo XIII, la Tumba de Bernini o el Museo de la Basílica son otros elementos que no debemos dejar pasar durante la visita.
La Basílica de Santa María la Mayor es una de esas iglesias que no olvidas fácilmente. Seas o no seas creyente, hay que admirar su imponente arquitectura y la historia que guarda en sus entrañas.
Foto Vía Paradox Place