Una de las mejores partes de los viajes es, sin duda, el descubrimiento de nuevos alimentos y bebidas. Y Bruselas, la capital de Bélgica, ofrece todas las respuestas.
Si el presupuesto es apretado, entonces la ciudad está llena de muchas opciones para comer que mantendrá ocupado al visitante desde la mañana hasta la noche, en los puestos de venta de comida en sus calles donde los frites (papas fritas) son una institución belga.
Llamará la atención entonces las furgonetas que están en todas partes, sobre todo cuando hay un evento al aire libre. Los mejores frites se sirve frescos y caliente en una bandeja de papel que se cubre con mayonesa para que el gusto del cliente.
También dentro del menú callejero destacan los mejillones y ostras que se venden en tazones acompañado de un vaso de vino blanco fresco para acompañarlos. Y si se trata de postres hay que probar el gofre– un waffle belga – recién cocido y cubierto con azúcar en polvo, fruta fresca o crema Chantilly.
Por otra parte, para ir a comer a restaurantes también económicos hay que ir a las empedradas detrás de la Grand-Place. Allí, los restaurantes sirven un menú de precio fijo que incluye un plato principal, bebida y postre quizás incluso. Sentarse fuera (hay lámparas de calor en invierno) y ver pasar a la gente es relajante para el turista.
También los mariscos son la gran atracción aquí: langostinos (cigalas), las almejas o incluso langosta. Pero es que los mejillones son rey: sirve cualquier manera que usted quiera, ya sea gratinée (con queso rallado), marinera o simplemente hervido.
Otro zona para degustar las comidas belgas es la zona de la llamada Ciudad Alta (Upper Town) donde los trabajadores de oficina van para el almuerzo de lunes a viernes. La comida es clásica, atemporal y muy belga. Sobresale el boeuf (que es carne cruda, picada, a menudo coronado con un huevo crudo) o ris de veau (mollejas de ternera). Para los menos aventureros hay carne, conejo, pescado o pasta fresca.
Y no hay que olvidar los chocolates, que es todo un clásico en Bruselas. Hay que ir entonces a la Place du Grand Sablon, donde los más superiores marcas compiten como la de Leonidas y Neuhaus y Godiva.
Y cuando se trata de «una cerveza», Bruselas ofrece más opciones que son verdaderamente abundantes. Hay cientos de cervecerías ubicadas en las zonas más turísticas como Sainte Catherine, la Place Saint Géry, cerca de Bourse, o la Place du Châtelain, esta última especialmente frecuentada durante los fines de semana.
Cabe anotar que las cervezas belgas se dividen en varias categorías, como las blondes, la de frutas, cervezas trapenses y lambic, que es elaborada mediante la fermentación espontánea.
Foto Vía travelblog