Durante la Segunda Guerra Mundial la ciudad de Terezin es utilizada por los alemanes como un ghetto judío. Años más tarde se crearía aquí el campo de concentración de Theresienstadt, al que fueron llevados más de 150.000 judíos. Al concluir la guerra solo sobrevivieron unos 17.000. Desde aquel entonces Terezin lleva en su nombre el recuerdo de aquel horror.
La ciudad está situada a 60 kilómetros al norte de Praga. Visitarla es acercarse especialmente a ver una muestra de lo que fue el holocausto. No es una excursión recomendada para las personas extremadamente sensibles, ya que lo que vamos a ver es el fiel reflejo de lo que sucedieron aquellos años. Sin embargo merece la pena por el hondo sentimiento y el poso que nos dejará la visión de lo que fue aquel terrible episodio de nuestra historia.
Podéis reservar vuestros vuelos a Praga baratos y, una vez allí, alquilar un coche para llegar con más tranquilidad a Terezin. El campo de concentración se conserva prácticamente intacto, con sus barracones, patios, celdas e incluso un túnel subterráneo de un kilómetro de longitud que recorrían los reclusos. Impactante sobre todo es la visita al cementerio y, especialmente, al crematorio, situado en el interior de lo que se conoce como la fortaleza grande.
No os preocupéis porque a la entrada del recinto os entregan un mapa para que os mováis con seguridad. El campo de concentración de Terezin es bastante grande y, ya que estáis por aquí, lo más recomendable es visitarlo todo con tranquilidad. Hay además un museo del ghetto y una escuela, en la que están expuestos una serie de dibujos hechos por los niños que vivieron durante la Segunda Guerra Mundial. Sencillamente todo en Terezin es sumamente impactante.
La terrible historia del holocausto nos asalta en cualquier esquina de Terezin. La visita puede demorarse unas cuatro horas aproximadamente. Ya os comentamos que no es una visita agradable ni de placer, sino que las consecuencias de la crueldad humana son el reflejo de este recuerdo imborrable. Sobre todo en la zona del cementerio, el crematorio y la escuela.
Foto Vía Prague Airport