Estonia es el país más pequeño en la región del Báltico que ofrece un paraíso natural de playas desiertas, bosques exuberantes y un sinnúmero de islas pintorescas y fauna única.
El mejor momento para viajar es en verano, especialmente los meses de junio y julio, cuando las temperaturas son más altas y los días son cálidos y soleados.
En esta parte del año, las condiciones climáticas para el turismo son perfectos en toda la región báltica. Es la temporada también de los festivales, como el de «Birgitta», el Festival de Danza, y el Festival Internacional de Cine de Pyarnu.
Y abrazando las tradiciones nórdicas e influenciado por los alemanes, rusos y suecos, Estonia es también el lugar para ver castillos medievales, fuertes torres de defensa y casas opulentas o residencias saturados en la historia.
Estonia tiene una historia de unos 11.000 años, pero su existencia está pintado con una serie de invasiones y ocupaciones que han dado forma al país en la actualidad. En el siglo 13, el país fue invadido por los cristianos y ocupado por las órdenes teutónicas y los daneses.
El siglo 16 vió el surgimiento de la Edad de Oro de Suecia hasta principios del siglo 18, cuando Rusia derrotó a Suecia en la Gran Guerra del Norte. Alemania luego ocupó Estonia en el siglo 20 hasta que se independizó poco después. Sin embargo, a mediado del siglo 20 los alemanes ocuparon Estonia, una vez más, y los estonios fueron deportados más tarde por los soviéticos.
Hoy en día, es un país libre y parte de las Naciones Unidas y llena de influencias de los pueblos que la han ocupado en el pasado. En la capital medieval de Tallin, pasear por las calles empedradas de la ciudad vieja uno va a encontrar iglesias históricas, antiguas torres de defensa y muros, y las casas coloridas, todas bien conservadas del pasado.
Una parada en la plaza del Ayuntamiento es para delitarse con cafés al aire libre, mercados medievales y puestos artesanales que compiten por su atención. Las murallas de la ciudad muy bien conservada y fortificaciones medievales en Tallin dan fe de la fortaleza histórica de la ciudad
El encanto histórico de Estonia no es todo lo que atrae a los turistas. El país es también un paraíso natural de bosques para el senderismo, playas tranquilas para descansar y jardines botánico para compenetrarse con la naturaleza. La fauna es diversa en Estonia, así que hay que mantener los ojos bien abiertos para los lobos, ardillas voladoras, osos pardos y aves exóticas.
Con frondosos bosques y espectaculares vistas de la costa se mezclaban con ciudades medievales, Estonia ofrece un tesoro de maravillas naturales y artificiales para conocer. Con mucho que explorar, sin duda es un destino para una visita a esta joya de la corona Báltica.
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