Me encanta la elegancia bohemia y decadente de Lisboa. La Ciudad de las Siete Colinas, con sus calles estrechas y empinadas por las que surcan, Dios sabe cómo, los tranvías y funiculares, es un destino ideal para darse una escapada de fin de semana. ¿Queréis saber qué hicimos nosotros precisamente esos días?.
– VIERNES
Nada más aterrizar en la ciudad y dejar las maletas en nuestros hoteles en Lisboa nos dirigimos al Parque Eduardo VII, uno de los puntos más altos, para ver una vista panorámica de la ciudad. Allí tomamos un café y paseamos por la Plaza del Marqués de Pombal y la Avenida da Liberdade, llena de turistas y un curioso olor a dulces, café y pasteles.
Callejeamos por la Plaza de los Restauradores y la Calçada da Gloria, para tomar el Elevador da Gloria, que nos subió hasta la calle de San Pedro de Alcántara, otro mirador para saber qué ver en Lisboa, con una vinoteca excelente. De ahí visitamos la Plaza del Príncipe Real, para luego, a través de unas estrechas callejuelas, llegar a orillas del Tajo.
La calle Garret nos lleva hasta el Café A Brasileira, lugar que frecuentaba el poeta Fernando Pessoa. Se puede cenar aquí o bien en el Café Royale, para luego pasar la noche en el Barrio Alto, con sus tabernas de fado, sus pubs, bares y discotecas si buscamos animación.
– SÁBADO
Después de desayunar visitamos la Plaza del Comercio, la más importante de la ciudad, y desde allí subimos hasta el Castillo de San Jorge, con una pequeña parada en la Catedral de Lisboa. La mañana la dedicamos al castillo, recorriendo sus almenas y sus jardines, con unas vistas magníficas de la ciudad y el Tajo.
Tomamos luego el tranvía 28, muy turístico, para descencer hasta el Barrio de la Baixa, y de ahí a Belem para ver el Monasterio de los Jerónimos, construido en el siglo XVI. Podemos comer por la zona, sin dejar de probar los pasteles de Belem, para luego visitar el Monumento a los Descubrimientos y la Torre de Belem.
Tomamos de nuevo el tranvía 28 para volver a la Baixa, y ver el Elevador de Santa Justa, que nos llevará hasta la Iglesia do Carmo para descansar un poco. Nos queda luego subir hasta la Alfama y visitar el Museo del Fado. Os recomiendo cenar en el restaurante Esquina de Alfama, para probar el típico bacalao mientras se oyen un fado.
– DOMINGO
Ya para el domingo dejamos la visita al Parque de la Estrela, siguiendo la Calçada da Estrela para llegar al Palacio de Sao Bento, un antiguo monasterio sede hoy del Parlamento de Portugal. De ahí se puede tomar el tranvía 28 hasta la Plaza del Comercio y pasear por la Rua Augusta y llegar a la estación de tren de Rossio.
Foto Vía Cntraveller