El archipiélago portugués de Madeira está formado por dos islas habitadas, Madeira y Porto Santo, y tres islas menores no habitadas, conocidas como las Islas Desertas. Madeira es un archipiélago montañoso, abrupto, con grandes acantilados que caen precipitadamente al mar.
De esta manera el senderismo es una de las grandes alternativas turísticas que tenemos para ir de vacaciones Madeira. Una de las rutas más hermosas es la que une los dos picos más altos de la isla, Pico Arieiro y Pico Ruivo. Casi completamente pavimentada, no es una ruta muy larga pero sí muy exigente, con continuas subidas y bajadas pero con unas vistas panorámicas realmente maravillosas.
Porque si algo tiene Madeira es que es una isla perfecta para los amantes del senderismo. Cuenta con algo más de 2.500 kilómetros de senderos y levadas (red de canales para transportar agua que recorren toda la isla), perfectamente señalizados.
La ruta que va del Pico Arieiro al Pico Ruivo es muy recomendable hacerla bien temprano, ya que más tarde ambas cimas se cubren de nubes y perdemos lo más interesante de la caminata: las vistas. La ruta comienza en el Pico Arieiro, a más de 1.800 metros de altitud. Desde allí nos separan veinte kilómetros hasta llegar al Pico Ruivo, la cima más alta de Madeira con 1.862 metros de altura.
Se puede acortar la ruta bastante si optamos solamente por el ascenso a esta última cima. Se trata de un recorrido de siete kilómetros a través de un camino empedrado y con un desnivel de apenas 300 metros, por lo que no es una ascensión demasiado exigente. También esté muy bien señalizada y no tendremos problemas en llegar a la cima y disfrutar de las vistas, siempre que las nubes nos lo permitan.
Hay muchísimas rutas y excursiones por Madeira, algunas ya citadas en los folletos turísticos y otras que podemos organizar por nuestra cuenta. Los contrastes de Madeira y su pronunciado relieve invitan a esta práctica. Podéis elegir entre la cálida y poblada costa sur o la acantilada, verde y húmeda costa norte, pasando por el macizo central montañoso del centro.
Merece la pena escaparse a Madeira no solo por sus playas, sus hoteles y sus piscinas sino también por la posibilidad de disfrutar del contacto íntimo con la naturaleza.
Foto Vía Nature Meetings