Ya lo decía el abuelo de un amigo mío, que había vivido toda su vida junto a él: «el Duero es uno de los ríos más bellos de Europa«. Su lánguida mirada cristalina y serena serpentea desde los Picos de Urbión hasta su desembocadura en Oporto.
Por eso cuando nos propusieron hacer un crucero por el Duero, no lo pensamos. Los cruceros son siempre una magnífica alternativa turística, y en este caso el Duero nos brindaba la posibilidad de contemplar paisajes de ensueño, con pequeños pueblos pintorescos en sus orillas, grandes ciudades como Salamanca y Oporto, y lugares que resultaría imposible de descubrir si no fuera a través del río.
Oporto es la segunda ciudad más grande de Portugal, y una de las más bellas de Europa (por algo su centro histórico está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO). La belleza de Oporto desde el río es sublime. Sus tejados rojos descienden como una cascada hasta el Duero. Si visitáis la ciudad os tengo que avisar que tiene muchas cuestas, de ahí que lo mejor sea hacerlo en el autobús turístico o en los elevadores. Una copa de oporto en los bares y tabernas del puerto resulta imprescindible a la caída de la tarde.
Siguiendo el curso del Duero se llega hasta Vila Real, a cien kilómetros de Oporto. Merece la pena la visita, especialmente por su hermoso centro histórico y su entorno natural, rodeado de viñedos y árboles frutales. Si tenéis la oportunidad, acercaros hasta el pueblo de Mateus, a solo cuatro kilómetros de Vila Real, con sus edificios barrocos y sus jardines, que pertenecían a los Condes de Vila Real.
Al sur de Vila Real, a unos cuarenta kilómetros, se halla la ciudad de Lamego. Bellísima la entrada atravesando un paisaje exhuberante de viñedos. Lamego cuenta con numerosos edificios barrocos de gran interés, como la Iglesia de Nossa Schrum, construida en el siglo XVIII, una catedral gótica, y un castillo del siglo XI donde, en el 1143, fue elegido como primer rey de Portugal Don Alfonso Henriques.
El crucero puede concluir en Salamanca, una de las ciudades más hermosas de España. Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hay que perderse en su centro histórico, disfrutando de la Plaza Mayor y su laberinto de callejuelas estrechas y empedradas, hasta llegar a la catedral. Muy animada, es un destino perfecto para quedarnos un fin de semana.
Un crucero por el Duero es una de las mejores alternativas para hacer algo de turismo diferente. Seguro que os encanta la idea.
Foto Vía Tryp Porto Centro