Lleno de paisajes digno de un cuento de hadas, Praga, la capital de la Republica de Checa, es una de las ciudades que cuenta con una gran variedad de atracciones turísticas.
Cabe destacar que la ciudad está físicamente dividida en dos por el río Moldava que corre de sur a norte y que sirve de marco para llegar por autobuses al casco histórico de la ciudad que fue designado en 1992 como Patrimonio de la Humanidad, ante su belleza y patrimonio histórico que la convierten en una de las veinte ciudades más visitadas del mundo.
Precisamente, en esta zona se halla la Catedral San Vito, llamada localmente Chrám svatého Víta, la que llama poderosamente la atención con sus torres elegantes y puntiagudas, al estilo de una catedral gótica, una de las más bellas de Europa.
La catedral tiene una historia larga y complicada, a partir del siglo 10 hasta su finalización en 1929. Para escuchar su historia en profundidad, hay visitas guiadas en inglés a la catedral que se pueden arreglar en la oficina de información a través de la entrada de la catedral.
Una vez que entrar en la catedral se observará que la luz se filtra a través de la brillante vidrieras que son obras maestras modernas. Tome una buena mirada a la tercera ventana a la izquierda. Y aminando por uno de sus pasillos se llega a la Capilla de San Venceslao donde descansan los restos del santo, cuyas paredes están cubiertas de piedras semi-preciosas, y pinturas que representan la vida de Wenceslao, quien en el 925 fundó una iglesia dedicada a la rotonda de San Vito en este sitio.
Mientras que una pequeña puerta en la parte posterior de la capilla conduce a la komora Korunni ( sala de la Corona), el repositorio de la joyas de la corona que eueda cerrado con siete llaves en manos de siete personas importantes (incluido el presidente) y rara vez se abre al público.
Un poco más allá de la capilla de San Wenceslao, en el mismo lado, las escaleras conducen a la cripta real de metro, de interés principalmente para la información que proporciona sobre la historia de la catedral. A medida que desciende por las escaleras, se pueden ver restos de la antigua basílica románica y partes de las bases de la rotonda.
Allí también destaca el Oratorio Real que fue usado por los reyes y sus familias, cuando asistía a misa. Construido en 1493, la obra representa un ejemplo perfecto de estilo gótico tardío. Es atado en el exterior con una red de piedra de ramas retorcidas, similar en su forma a la bóveda del techo en el palác Kralovsky. El oratorio se conecta con el palacio por una pasarela elevada cubierta, que se puede ver desde el exterior.
Foto Vía hrad