Decidimos hacer una excursión desde Atenas a algunas de las islas más cercanas a la capital griega. Nos hablaron en primer lugar del encanto de Poros, un enclave situado a solo tres horas en ferry del puerto ateniense del Pireo. Quizás para un día sea una salida un tanto frenética, por lo que logramos organizar una pequeña escapada de un fin de semana. La ocasión, como os cuento ahora, valió la pena.
El ferry que nos lleva a Poros sale del puerto del Pireo. Después de tres horas de travesía llegamos en primer lugar hasta Methana, primera escala del viaje, y luego minutos más tarde hasta Poros. Desde el propio barco divisamos las pequeñas casas con tejados rojos, símbolo del pintoresquismo y del encanto del que nos hablaron en Atenas sobre Poros.
Durante la travesía un amable lugareño nos explicó que aquella isla perteneció, dentro de la mitología, a Poseidón, y en el siglo XIX se convirtió en la primera base naval oficial de Grecia. No es una isla muy grande, pero toda ella está cubierta por una hermosa vegetación que la convierte en un retiro ideal para nuestras vacaciones Grecia.
No son muchos los turistas que se aventuran en ella (a diferencia de otras islas mucho más conocidas) pero es curioso observar cómo entre sus lugareños hay muchos extranjeros. Un día llegaron hasta aquí y descubrieron su apacible calma y su tranquilidad. El puerto está lleno de pequeñas embarcaciones de recreo y algunos yates, lo que nos indica que es una isla de ocio para los atenienses.
Gracias precisamente a esa apacible calma, Poros ha sabido mantener su encanto. Vienen turistas, sí, pero no demasiados, por lo que uno se puede sentir muy muy a gusto paseando por sus calles o recorriendo los senderos que la rodean. Os recomiendo la visita al Museo Arqueológico, al reloj que se halla en el punto más alto de la isla, al Monasterio de Zoodochos Pigí y, cómo no, a las playas de Poros, de aguas cristalinas y un frondoso pinar.
Al volver de nuevo a Atenas, tras pasar dos noches mágicas en Poros, uno no puede por menos que volver la vista atrás y despedirse con nostalgia de aquellos tejados rojos y el sabor dulce de una isla tan pintoresca. Volveremos…
Foto Vía Poros