Muy cerca de Roma una visita a la ciudad de Tivoli nos permitirá conocer dos hermosas villas que a pesar de ser muy diferentes entre sí ambas representan la elegancia y el lujo de la vida en dos épocas hostóricas de la ciudad.
Un sitio donde se unen el encanto y la historia, siendo durante el Renacimiento la ciudad de veraneo de las clases adineradas y famosa también por el mármol travertino que allí se produce.
Así, la Villa Adriana que fuera levantada en el siglo II d.C. en época del emperador Adriano, representó una de las más ostentosas construidas durante el Imperio Romano, en tanto que la Villa d’Este fue levantada varios siglos después en el año 1556, por el cardenal Hipóito II d’Este y posteriormente reformada para transformarla en un lugar de recreo y distensión.
La más pura arquitectura romana se encuentra representada en la Villa Adriana un sitio que fue de gran importancia en su época. Inspirada en varios lugares del mundo su belleza representa por ejemplo, sitios de la antigua Alejandría como el Canopo que imita un templo de aquella ciudad egipcia.
Posee también una especie de estanque que se encuentra totalmente rodeado por una galería subterránea y en una isla levantada en un lago artificial se encuentra el Teatro Marítimo, al cual sólo es posible tener acceso a través de un puente.
Por su parte la Villa d’Este originariamente fue un antiguo convento benedictino que se transformó en una villa de recreo y descanso. Sus imponentes jardines son el elemento que más llama la atención de los visitantes que se asombran ante la belleza de sus fantásticas fuentes y paseos rodeados de árboles.
Utilizando las aguas subterráneas del Río Aniene se provee de agua a las cincuenta fuentes que existen en este lugar que ha sido declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, se destaca en la Villa un magnífico jardín con terrazas descendentes adornado por hermosas fuentes y diferentes juegos de agua.
Entre las fuentes que más se destacan hallaremos la Fuente de la Rometta con forma de barco, la Fuente de los Dragones, se encuentra justo en el centro del jardín con chorros de agua que alcanzan gran altura, y en el centro se puede apreciar un grupo de cuatro dragones con sus alas abiertas.
La Fuente del Óvalo la más barroca de la fuentes de la Villa, se caracteriza por su cascada en forma de círculo y en la cima el caballo alado de Pegaso. La Fuente de Neptuno la mayor de todas las de la Villa se destaca por su tamaño y por los diferentes chorros de agua que en sus distintos niveles surgen dando una espectacularidad increíble a la obra.
Belleza y esplendor de un tiempo pasado, imposible no visitar Tivoli en su próximo viaje a Roma.
Foto Fuente: Members Virtual Tourist