Una de las gratas experiencias de viaje es aventurarse a conocer ciertos pueblos olvidados que por una agencia de viajes es posible llegar a conocerlas.
Es el caso de Pitigliano, un encantador pueblo ubicado en la provincia de Grosseto en la Toscana, que es la región central de Italia.
Llamará poderosamente la atención que se halla enclavada en una montaña volcánica en cuyo alrededor se encuentran diversos restos etruscos, así como vestigios del periodo medieval y renacentista.
Allí es famosa la guía local, Rafaella Agresti, quien conduce a los asombrados visitantes por la puerta medieval en el casco antiguo, pasando por el Palacio Orsini, una fortaleza del siglo 14, ahora convertida en un museo, y la Iglesia aún más antigua de San Rocco desde donde se puede ver los restos de un acueducto del siglo 17 construido por la familia Medici pasa por la ciudad.
La Sra. Agresti cuenta que los Judios y los cristianos de Pitigliano han llevado una coexistencia pacífica. En el siglo 16, el conde Nicolás Orsini IV, un miembro de la familia Orsini feudal se hizo cargo de un feudo independiente, cuyos habitantes eran principalmente campesinos.
Aunque era católico, pensó que los judios, sobre todo los banqueros y artesanos, podría ayudar a revitalizar la economía rezagada de Pitigliano.
Así, mientras que en lugares como Umbria y Lazio los judíos fueron encarcelados o exiliados, en Pitigliano trabajaban como prestamistas, carpinteros, zapateros y sastres.
Esa buena voluntad cambió un poco después con la llegada de la familia Medici quien llegó al poder. Fue así que en 1622, los judios en Pitigliano fueron confinados en un ghetto donde los hombres estaban obligados a llevar sombreros rojos e insignias mujeres de color rojo en la manga. Sin embargo, la relación entre los Judios y no Judios era amable.
Ya en 1850 había alrededor de 400 Judios de la ciudad, cerca del 10 por ciento de la población. Pero 11 años después de que la población comenzó a disminuir cuando los Judios de la Italia unificada se les concedió igualdad de derechos y se les permite moverse libremente por el país. Muchos dejaron de Florencia, Roma y otros lugares.
Lo cierto es que en cada calle y callejón tienen una vista espectacular de las colinas llenas de olivos, castaños y pinos. Un recorrido interesante es a los túneles y cuevas grabadas de los etruscos.
Un detalle es que este pueblose le conoce como «La Piccola Gerusalemme» debido al caracter medieval de la aldea (que recuerda a Jerusalen) que trajo muchos avances culturales y sociales.
En suma; para los judios en general, Pitigliano representa un tributo a la cultura de su pueblo a traves de los siglos.
FotoVía teladoiofirenze