Cuando lleguéis a Amsterdam y estéis paseando por el centro histórico, fijaros en sus casas y edificios. ¿Cuál de ellas supera las cuatro o cinco plantas?. Podríamos decir que ninguna… Fijaros también en que muchas de ellas parecen dobladas o mal construidas, ¿no?. Es tal el encanto de esta ciudad que hoy nos preguntamos qué ver en Amsterdam.
El estilo y la arquitectura del centro histórico de esta ciudad es muy genuino y particular. Si reserváis vuestros hoteles en Amsterdam en la zona disfrutaréis con la perspectiva de un lugar mágico tanto de día como de noche. Los colores rojo, blanco, amarillo, marrón son los más usuales.
En Amsterdam es imposible no detenerse a echar unas fotografías a sus canales, recientemente declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los hay para todos los gustos, desde los más pintorescos y llamativos, a los estrechos y menos transitados. Acercaros a los canales del Barrio Rojo para ver a los cisnes surcando las aguas.
El Barrio Rojo es otro de esos lugares que debéis visitar. Conocido mundialmente por sus escaparates con las prostitutas, aquí hay mucho más que sexo y libertinaje. Hay tiendas, bares, restaurantes, coffeeshops, mucha animación y además la Oude Kerk, una de las iglesias más interesantes de la ciudad.
Compartiendo ese interés tenéis a la Nieuwe Kerk, otra de las iglesias de Amsterdam. Está situada en la Plaza Dam, el corazón de la ciudad, y frente al Museo Madame Tussaud, una visita muy recomendable, aunque algo cara, para ver a vuestros ídolos en cera. Junto a la Nieuwe Kerk tenéis el Palacio Real, uno más de los que la familia real holandesa tiene repartidos por el país.
Amsterdam, además de turística, es una de las ciudades más culturales de Europa. Hay tres museos que se llevan la palma y que resultan imprescindibles de visitar: El Rijksmuseum, el Museo Van Gogh y la Casa Museo de Ana Frank. Los dos primeros están al lado, y albergan la mejor colección de arte del país. Hay algunos más interesantes, como el Museo del Sexo o el Museo de los Diamantes.
La Casa Museo de Ana Frank se halla frente a uno de los canales más bonitos de Amsterdam, Prinsengracht. Quizás no sea apto para personas sensibles, ya que visitaremos el refugio en el que estuvo Ana Frank escondida con su familia del terror nazi durante más de dos años. Sin embargo, merece muchísimo la pena. Para cualquiera de estos museos lo recomendable es comprar las entradas por internet con antelación, ya que las colas en taquilla son largas.
Hay otra serie de lugares que no os podéis perder en Amsterdam. Nada más salir de la Estación Central, un bello edificio, por cierto, tenéis a vuestra izquierda la Iglesia de San Nicolás, y al frente el Damrak, un animado paseo lleno de tiendas de souvenirs, bares y restaurantes, que os conduce a la Plaza Dam.
Desde la Plaza Dam ya podéis continuar por el Rokin para llegar hasta la zona del Amstel, con el puente del Magere Brug, pasando por Rembrandtplein, uno de los mejores lugares para comer en la ciudad, y Leidseplein, tal vez el lugar más animado. Y si sois amantes de la cerveza Heineken, nada mejor que una visita al Heineken Experience, el templo de esta bebida holandesa.
Son tantas las cosas que tenemos para ver en Amsterdam que sería difícil no salir enamorados de esta ciudad.
Foto Vía European Union Travel