Hoy estamos en Lisboa, pero no precisamente porque vayamos a quedarnos en la capital portuguesa. Este país esconde otros atractivos que, tal vez por el entramado turístico de las grandes ciudades, quedan un poco a la sombra. Eso sucede con la ciudad de Tomar, situada a poco más de una hora en coche de Lisboa.
Si tenéis reservados vuestros hoteles en Lisboa os recomiendo totalmente la excursión. Tomar es una ciudad que duerme a orillas del río Nabao. En ella destaca especialmente su castillo templario, que la domina desde la colina, y que alberga en su interior el Convento de Cristo, declarado incluso Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Nos adentramos en el casco antiguo de Tomar para pasear por la Rua Serpa Pinto, su principal calle peatonal, que nos lleva hasta la Iglesia de San Juan Bautista, situada en la Plaza de la República. Esta iglesia gótica fue construida en el siglo XV. Su fachada de estilo manuelino da paso a un interior cuajado de grandes obras de arte del siglo XVI.
Cerca de aquí se halla la Sinagoga de Tomar, construida en 1430, aunque solo sirvió como tal durante algo más de sesenta años, ya que en 1497 el rey Manuel I expulsó a todos los judíos de Portugal. Destacan sus cuatro torres, el Museo Judío que alberga en su interior y algunas tumbas del siglo XV.
Seguimos recorriendo el centro histórico de Tomar para visitar ahora la Iglesia de San Francisco, que data del siglo XVII. De su interior lo que realmente interesa es el museo que se sitúa en el claustro, y que contiene la colección más grande de Europa de cajas de cerillas. En total son 43.000 cajas de cerillas de 104 países diferentes.
Ya al otro lado del río se sitúa la Iglesia de Santa María do Olival, con su fachada gótica y su campanario, que alberga una serie de tumbas de los Grandes Maestres Templarios. Desde aquí se inicia la subida por la colina, en la que veremos la Iglesia de Nuestra Señora da Conceiçao, construida en 1530, la Iglesia de Santa Iria, levantada en el siglo XVI en honor de la patrona de Tomar y, por fin ya, el impresionante Castillo de Tomar.
Construido en 1162 se trata de una de las fortalezas más impresionantes de Portugal. A medida que fueron pasando los siglos se le añadieron más dependencias, con el hermoso claustro de mediados del XVI y sus obras de arte del mismo siglo. Alrededor del claustro se localizan las dependencias conventuales. La belleza de los detalles de la arquitectura denota la magnífica época que estaba ocurriendo en esos momentos en Portugal.
Como veis, Tomar es una ciudad que merece muchísimo la pena. Muchos son los turistas que se quedan solamente con el legado de Lisboa. Pero, a poco más de una hora de allí encontraríais la hermosura de Tomar. ¿Aprovecháis la visita?.
Foto Vía Fidalgo