París, la Ciudad Luz, cuenta con una gran variedad de atracciones para ser visitados los 365 días del año. Es por ello que los vuelos a París son uno de los más buscados en la web para las ofertas de temporada, especialmente en diciembre con las fiestas de Navidad y fin de año.
Precisamente, en medio de la vorágine y el bullico de esta urbe, destaca el Jardín de Luxemburgo, que es el segundo parque público más grande en París que, con una extensión de 224.500 m² (22,5 hectáreas), está ubicado en el distrito 6 donde se halla también el Palacio de Luxemburgo.
El jardín está dedicado en gran parte a sus céspeds poblado de estatuas de las ex reinas de Francia, los santos y las copias de la antigüedad. En la esquina suroeste, hay un huerto de manzanos y perales y el Théâtre des Marionnette (teatro de marionetas).
También se ha convertido en un parque para los niños ya que cuenta con un un carrusel ofreciendose actuaciones musicales y hasta hay un restaurante pequeño y un café cerca, bajo los árboles, con asientos interiores y exteriores de la que mucha gente disfrute de la música con una copa de vino.
Los orígenes de estos jardines se remonta a 1611, cuando María de Médicis, viuda de Enrique IV y el regente del rey Luis XIII decidió construir un palacio a imitación del Palacio Pitti de su Florencia natal. Ella compró el hotel du Luxembourg (hoy en día el palacio Petit-Luxemburgo) y comenzó la construcción del nuevo palacio encargándole a Salomón de Brosse la construcción del palacio y una fuente, que todavía existe.
Actualmente el jardín cuenta con poco más de un centenar de estatuas, monumentos y fuentes, repartidos por todo el terreno entre una veintena de figuras históricas de las reinas francesas y santas, incluyendo estatuas de Juana III de Navarra, Blanca de Castilla, Ana de Austria, Luisa de Saboya, y Anne de Francia.
Por cierto, allí destaca la Fuente de Médicis (La Fontaine Médicis) construído en 1630 por María de Médicis y diseñada por Tommaso Francini, el fabricante de la fuente de Florenci bajo un estilo renacentista. Con el pasod e los años, la fuente cayo en desgracia y abandonada hasta que en 1811, Napoleón Bonaparte, mandó a por Jean Chalgrin, el arquitecto del Arco del Triunfo, a que restaure dicha fuente.
Foto Vía nomm