Soy un seguidor de las ciudades de colores. Me explico. Me refiero a esas ciudades de edificios de llamativos colores en las que, la mezcla constante de los mismos, no resulta para nada estridente. Casas que en las fotos parecen de diferentes sabores, como por ejemplo las de la ciudad polaca de Wroclaw.
Para situaros, Wroclaw es la capital de la región de la Baja Silesia, situada a unos 340 kilómetros al suroeste de Varsovia. Es una ciudad realmente elegante y acogedora, de estilo barroco y con muchos cafés, restaurantes y hoteles baratos para podernos alojar y pasar unos días estupendos.
Su principal reclamo turístico es el centro histórico, de los más bonitos de la Europa del Este. Allí es donde se concentran esas casas de colores de las que antes os hablaba. Suelen estar rodeando las plazas más emblemáticas, especialmente la Plaza del Mercado, un amplio rincón que sirve de corazón a Wroclaw.
Esta plaza, que aquí se conoce como Plaza Rynek, está rodeada por sus casas renacentistas de colores. Ya veréis que es una de las mejores conservadas de Europa, además de ser la segunda más grande de Polonia.
No dejéis de visitar por aquí la Catedral de San Juan Bautista, construida en el siglo XIII, las iglesias de la Santa Cruz y San Bartolomé, así como el edificio de la Universidad de Wroclaw, un magníficio ejemplo de estilo barroco, construido a principios del siglo XIX. Cerca también se halla el Ayuntamiento, con su curioso reloj astronómico del siglo XVI.
Wroclaw es una ciudad muy pintoresca. Bañada por el río Oder, es una delicia pasear por ella, cruzando sus puentes a la caída de la tarde. Para los que gusten de visitar museos, en Wroclaw tenéis el Museo Nacional, al que se llega perfectamente bordeando el río.
Fuera de lo que supone el centro histórico de Wroclaw hay un lugar imprescindible, el Cementerio Judío. Inaugurado en 1856, es de los pocos que se libraron durante la Segunda Guerra Mundial. La visita realmente impresiona.
Ni que decir tiene que Wroclaw es un rincón perfecto para pasar unos días de verano. Os reitero la temporada estival, ya que en invierno suele hacer bastante frío por estos lares. Aún así, es una ciudad universitaria, por lo tanto animada y bulliciosa. De esas en las que seguro que disfrutaríais.
Foto Vía The Brooklyn Nomad